xoves, 28 de abril de 2016

El mensaje de los misterios Eleusianos


Cualquiera de los que pueblan esta tierra que haya contemplado estos misterios, será bendecido, pero cualquiera que no haya sido iniciado y no haya recibido su parte del rito, no habrá recibido lo mismo que los demás, una vez muerto y viviendo en el moho donde el sol se pone”.


Así dice el poema épico conocido como “El Himno Homérico a Demeter” Los misterios referidos aquí son los de Eleusis, los mas importantes de la Grecia antigua. Durante casi 2000 años, desde aproximadamente 1500 a.c. hasta el siglo IV d.c., estos se celebraban en Eleusis, Grecia, en honor a la diosa Demeter y su hija Perséfone.
Los sucesos que rodean a la fundación de Eleusis son descritos en este Himno Homérico. El autor de este himno y su origen son desconocidos, pero debieron originarse alrededor del siglo VII ac.
Un día, cuando Perséfone, hija de Demeter, estaba recogiendo flores en los pastos, fue abducida por Hades, dios del mundo subterráneo. Su madre la buscó en vano, finalmente sabiendo, gracias a Helios, que había sido abducida. Seriamente apenada, Demeter se encontraba sola en el Olimpo, ya que incluso averiguó que su esposo, Zeus, estaba implicado en el rapto.
Vestida como una simple mujer entre los mortales encontró morada en el palacio del Rey de Eleusis, Keleos, y su mujer Metaneira. En gratitud por su amable hospitalidad, Demeter fundó un templo en Eleusis tras revelar que era una diosa. Para castigar a los dioses del Olimpo por la abducción de su hija, Demeter hizo que muriese toda vegetación sobre la tierra, amenazando a la humanidad con su extinción. Los dioses temían no obtener más sacrificios y oraciones de los mortales e imploraron a Demeter que devolviese la fertilidad a las tierras. Esta petición no fue satisfecha hasta que Zeus ordenó a su hermano Hades, del mundo subterráneo, a devolver Perséfone a su madre. Madre e hija volvieron a El Olimpo, pero desde entonces Perséfone tenia que pasar un tercio del año con su esposo en el mundo subterráneo. Cuando lo hacia, el invierno reinaba sobre la tierra, cuando Perséfone volvía a la Tierra en primavera, el mundo vegetal despertaba con flores y frutos nuevos.
Antes de que Demeter volviese al Olimpo, dio a los reyes de Eleusis, Keleos y Triptolemus, instrucciones para celebrar los ritos en su templo. Estos eran preceptos secretos, misterios para ser guardados. Divulgarlos o profanarlos podía ser castigado con la muerte. Apreciando el propicio final del drama de Eleusis, Demeter dio a Triptolemus, el primer iniciado de Eleusis, una rama de trigo y encomendó instruir a la humanidad en la agricultura.
El culto a Demeter y Perséfone en Eleusis, que inicialmente tenía un mero interés local, pronto comenzó a ser una parte importante en la ciudadanía ateniense, llegando incluso a convertirse en una institución pan-helénica de importancia universal durante el imperio romano. Su carácter como institución pan-helénica fue designado en 760 ac, en la época de la quinta olimpiada, cuando el Oráculo de Delphos llamó a los griegos a hacer sacrificios en honor a Demeter de Eleusis para librarse del hambre que asolaba Grecia en aquellos tiempos.
¿Cuál era el mensaje revelado en Eleusis, un mensaje que transformaba el culto en el misterio mas influyente y espiritualmente más significativo de la antigüedad? Esta pregunta no se puede responder con detalle, ya que el velo del misterio, mantenido por un estricto mandato de silencio, nunca fue levantado tras el paso de los milenios.
Tan solo podemos obtener una idea de los Misterios y su significado espiritual examinando el testimonio de grandes iniciados. No se puede hablar de una nueva religión en Eleusis. Esto quedaría descartado ya que los iniciados, al volver a sus tierras tras los misterios, permanecían fieles a sus religiones autóctonas.
Más bien, los iniciados debieron recibir enseñanzas sobre la esencia de la existencia humana y el sentido de la vida y la muerte. Se conocen oraciones de los Misterios, ofrecidos por los iniciados a Mnemosyne, la diosa de la memoria, implorándola a que despertase y mantuviese viva en la memoria la sagrada iniciación y que la iniciación persistiese iluminando su vida y experiencia transformativa.
Participar en los Misterios era una experiencia que no se puede entender examinando únicamente su apariencia externa, ya que evocaba alteraciones en el alma del iniciado. Esto es evidente en el testimonio de los iniciados más famosos.

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